martes, 23 de octubre de 2007

NOCTURNAL

Recuerdo que una noche
borracha de ternura
pasé algo distraído
por cerca de tu hogar,
mientras la luna gaucha
brindaba su hermosura
te vi como una imagen
postrada en el umbral.
¿Quién es aquella niña,
me dije pensativo
que con tanto gusto
me saludó al pasar?
Interrogué a mi mente
siguiendo mi camino
y a cuadras muy lejanas
te pude recordar.
Es ella, sí -dijeron
las fibras de mi mente,
tu antigua y cara amiga
de otra hora fraternal,
pues angustiada y fría
palideció mi frente
y todos mis instintos
cubriéronse en igual.
Llegué`por fin al lecho
taciturno y molesto,
así como se llegan
las iras de algún mal,
mientras las horas gratas
de un fácil pensamiento
deciame en sigilo:
-Amad tu soledad...
Desde entonces mi vida,
estupefacto vivo
de todos mis recuerdos,
de todos, por igual,
ya sé que para ellos
de nada bueno sirvo
ni puedo amar a nadie,
si no es mi soledad.-

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