sábado, 24 de noviembre de 2007

SOÑADO AMOR...¡MUERTO AMOR...!

Al fin...lloro por todo.
-Me dices en tu carta-
que vino como un triste
suspiro de tu amor;
¿que esperas tú que haga
si la vida me espanta
con sus horas que quieren
robarme el corazón?
A veces mis locuras
pretenden que me veas
durmiendo mis dolores
allá en el ataúd,
donde tus bellos ojos
pudiera ser que lean
una inscripción que diga:
¡Se fué al cielo azul...!
Te clamo y te repito
como hombre que te quiero
que nunca, nunca, nunca
me olvidaré de tí,
comprendo bien que tienes
un corazón sincero
que se juega la vida
por mí, solo por mí.
Te juro eternamente
que si alguien en mi senda
se cruza como espina
tan solo a pertubar...
me terminaré solo
negando toda ofrenda
que un ser sobre mi tumba
pretenda colocar.-

DESDE MI PORTICO

(Para Ud. Niña...)

-¿De donde surgirá el amor que cada día

Oficia con impulso el alma mía?

Recuerdo que mis noches son sombrías,

Intranquilas y frías;

¿ Tanta desolación tendrá mi vida...?

- Amar es mi porfía.-

NOCTURNO

Estoy solo y pensando

en esta noche nueva

de tu lejana vida

allá en mi tierra hogar...

-Luego estaré soñando

con tí, mi luz querida

que me harás despertar.-

jueves, 22 de noviembre de 2007

CON MI SILENCIO

Duerme la noche, duermen las almas,
duerme el hogar,
y de mi cama las dos almohadas
me hacen pensar...

En la penumbra de ese silencio
"prendo" mi luz,
porque estoy torpe, me encuentro necio
bajo ese tul.

Con mi silencio nada percibo
de lo que soy,
ni tengo en cuenta de lo que escribo,
¡muy mal estoy!.-

domingo, 11 de noviembre de 2007

AHORA LLORO...

Se llegaron a mí todas las flores
mandándome a llorar...
sobre la tumba atroz de mis dolores
a la orilla del mar.

Se llegaron a mí horas peores
mandándome a cantar,
sobre la tumba helada de una pobre
que me dejó el pesar.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Sintiéronme cantar en la mañana
las coplas del amor,
y desde lejos el doblar de una campana
traíame el dolor.

Eran horas fatales de tristeza
que llegáronse a mí,
embriagando a mi gentil cabeza
con el licor del sufrir.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Había muerto una virgen, un tesoro...
la clave de mi canto,
y en lugar de cantar ahora lloro
sobre el fatal espanto.

Ahora lloro sobre la tumba helada
de mi querido amor,
y cierro de una vez la puerta abierta
cual seña de dolor.-