Recuerdo que estoy solo
y recuerdo aquel camino
por donde tántas veces
lo hollé cuando era niño,
allá en esas montañas
del noroeste argentino,
tierra de mansa gente,
tierra de rico vino.
Catamarca:
Me ensueño de ser tu hijo
capaz de recordarte
con la mirada fría,
dormido o despierto hoy quiero saludarte.
Sé todo lo que encierra
tu alma de ser tierra
gloriosa y bella,
tu dicha de ser madre
de otras madres sensibles
que lloraron su llanto
bajo el azul del cielo
y a la luz de una estrella.
Recuerdo entusiamado
de tus frescas alboradas
cuando el rocío caía
borrando mis pisadas
y alumbrado por los rayos
de la luna platinada.
Hoy me imagino en tus calles
grisáceas y calladas
mirar la luz de los focos
alumbrar esa calzadas
y verme solo en la noche
como si fuera un fantasma.
Recuerdo de tus anchos
bulevares cuando al morir
la siesta solía pasear
por ellos, como sensible poeta
que canta mucho más tarde
después de morir la siesta.
Tus solitarias noches
se llegan a mi mente
bañando con su aliento
los surcos de mi frente.
Mientras curo la herida,
mi corazón no siente.
Catamarca:
Soy hijo de tu seno
y a ti llegue mi canto
brindando gratitudes
por todas tus montañas,
por tus serenos ríos
y por tus bellos campos.
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