jueves, 16 de octubre de 2008

MANOS DE PLATA

Al posar sobre el lecho
de mi frío escaparate,
siento la suavidad
de una gasa malva
y son tus manos de plata.
Soñando entre azules mares
y en verdeoscuras montañas,
ya sea en mis propios lares
ó en tierra extraña,
siento algo que me acaricia
y son tus manos de plata.
Mirando quizás sin ver
la luz de un mundo distinto,
entre senderos de humo
que se eleva, que se eleva,
siento una sorpresa rara
y son tus manos de plata.
Llorando a la gran miseria
del pobrerío que clama...
la vida se me hace santa
cuando me perturba un canto,
y siento algo que me alegra
y son tus manos de plata.
Cuando se extiende un crespón
de oscura muerte asesina,
ánsias tengo de gritarle
con estos nervios que altéran,
y hay alguien que me resigna
¡y son tus manos de plata!

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