jueves, 31 de julio de 2008

Escuchadme...

No miraste, no viste bién mío
al par de una fuente
un pimpollo temblando de frío
¡de frío de muerte!

No pensaste al verlo caído
qué amarga es su suerte
y que allí a tu mirada rendido
logró conmoverte?

No sentiste acaso el sonido
de un ¡ay! lastimero
que al huir, en tu alma halló asilo
y quisiste llorar sin consuelo?

No0 miraste ya tarde, muy tarde
que pasa el invierno,
la hojarasca que vuela
del árbol enfermo?

Y sentiste una pena tan grande
tan gran desconsuelo,
que deseaste acaso ese instante
cubrirlo de nuevo...

¡Ay! bién mío, bién mío, escuchadme
todo ser necesita un consuelo,
pero ya que no quieres hablarme
pero ya que no quieres mirarme
compadésete al ver que te quiero.-

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